Le habíamos perdido un poco la pista a esta pareja de creadores atenienses desde que nos presentaron, hace más de un lustro,Taxidoscopio (Resistencia, 2006), su anterior entrega. Así que nos alegra recibir este nuevo trabajo, una grabación que ha vuelto a situar sus nombres en la primera posición de la lista europea de ritmos étnicos y que insiste en ese “folk reinventado”, como ellos mismos lo denominan, que descubrimos con Echotropia (Lyra / Resistencia, 1999) y The secret of the rocks (Hitch Hyke Records / Resistencia, 2002). En su largo y paciente camino por encontrar una nueva forma de entender la música popular griega, Stassinopoulou yKalyviotis han dado otro paso más. Por un lado, han desarrollado el material de este disco sin compañía: trabajo de campo, composición, arreglos e interpretación corren por cuenta exclusiva de la pareja. Por el otro, han confeccionado trece temas basados en piezas tradicionales para reflejar sus experiencias urbanas. Cada una de las canciones es originaria de una isla o de una región helénica y nuestro inquieto dúo ha añadido detalles propios (efectos electrónicos, voces de gaviotas o capitanes de barco, ecos de campanarios, un harmonium…) que confluyen en una música meditativa, íntima, con capacidad para recrear paisajes sonoros. Viejas canciones de marineros, de pescadores o de pastores toman nueva forma, a partir de la voz de Stassinopoulou y el lauto de Kalyviotis, transformándose en la lenta tensión de Anamesa Nissirou, con una melodía triste y resignada, o en la deriva rítmica de Rodo Tis Protanastasis, con una línea de bajo insistente y efectiva. Destacan también Halassia Mou, una canción de la zona de Epiro que habla del amor ausente, o To Ponemeno Stithos Mou, una dramática lamentación procedente de la costa egea. Combinando una mínima instrumentación, su visión contemporéna del arte y un amor apasionado por su cultura ancestral, Kristi Stassinopoulou y Stathis Kalyviotis consiguen forjar un sonido único y propio, original y hermoso.
Jordi Urpi