Goa-scopio
Cuento de viajeros desde Goa
por
Kristi Stassinopoulou
(Traducción Coro Acarreta)
Un inmenso sol rojo, como oro derretido, se hunde en el horizonte del Océano Índico. Líneas de nubes forman dibujos psicodélicos color rosa en el cielo, y ese mismo tono rosa se refleja en una ancha y brillante extensión de arena que la marea ha descubierto.
Camino a lo largo de la playa interminable envuelta en una infinitud azul celeste y rosa indescriptibles.
En su último libro, “Light on Life” (un precioso extracto de una vida de ochenta y cinco años), BKS Iyengar, uno de los más iluminados e importantes yoguis de nuestro tiempo, dice también, entre otras cosas sobre los astronautas, que cuando ven nuestro globo terrestre desde el espacio, caen en éxtasis y asombro, y se dan cuenta de lo pequeños e insignificantes que son en la Tierra nuestros deseos humanos, nuestras preocupaciones, nuestras diferencias, nuestras luchas, nuestra codicia.
Así es también como te sientes estando aquí, en este paisaje grandioso, en esta vasta playa azul celeste y rosa, con el bosque de cocoteros detrás y las largas olas del mar frente a ti. Olas que, como el mapa indica, viajan sin obstáculos hasta el otro lado de mar, a las costas de Arabia y de Yemen. Tonos de agua… Si, por alguna razón, deciden de pronto romper contra nuestro lado, pueden inmediatamente, en pocos minutos, aniquilarnos, como si fuéramos hormigas, a todos los que estamos aquí, disfrutando cada uno a su manera, este exquisito crepúsculo en esta playa idílica de Goa.
Miro a mi alrededor.
Meditando en la postura del loto con sus rostros vueltos hacia occidente, yoguis en posturas difíciles…Equilibristas, juglares, acróbatas, grupos de gente practicando tai chi, qi gong, capoeira. Un poco más allá, grupos de amigos tocando el djembé y otras percusiones. Discípulos de Osho que pasan y se vuelven etéreos bailarines de la danza del vientre por un rato… Músicos practicando sus instrumentos sobre alfombras de muchos colores… Paseantes, nadadores, ciclistas, incluso algunos haciendo parapente vuelan sobre nosotros, mientras los pescadores limpian sus redes y los niños del pueblo juegan al fútbol o al cricket sobre la arena lisa y húmeda. Perros y vacas extraviados con enormes jorobas se mezclan también entre la gente que está descansado en las colinas de arena de la vasta playa, o practicando solos al otro lado, o paseando de un extremo a otro sobre la espuma de las olas.
Qué está buscando aquí toda esa gente, venida de todas partes del mundo? Ese chico de Ecuador, que intenta mantener en equilibrio esas tres bolas de cristal sobre su cabeza afeitada, mientras practica al mismo tiempo la técnica del canto difónico, como los chamanes de Tuvá? Ese escuálido yogui de Milán, que parece un shadu del Himalaya? Y esa dríada irlandesa con su largo cabello blanco que le llega a las caderas, que vaga por ahí tocando la flauta? Y qué pasa con esa regordeta pero flexible chicha española con un enorme bollo, que viene a la playa todas las tardes, probando figuras de baile con el hula-hoop? Que está buscando Michael, el que cerró su negocio en Alemania y anda errante por la India, fotografiando a los maestros y centros de yoga? Qué anda buscando Alex de Nuremberg, sentado en silencio durante horas bajo las palmeras, y haciendo vipasana? Y Nick el inglés, viviendo en Katmandú desde 1972, quien también viene aquí, al sur de la península, todos los inviernos a contemplar las hermosas puestas de sol?
Qué estamos buscando nosotros aquí, Stathis y yo, en este mar fangoso y peligroso, en este calor húmedo e perturbador? Siendo mediterráneos, no echamos de menos el calor, ni el sol ni el mar en absoluto…Por qué abandonamos “taxidoscopio” a su destino, nuestro “cuarto hijo”, nuestra familia, nuestros amigos y nuestra banda, paara venir aquí y despertarnos todas las mañanas a las 5 y emprender los viajes a las posturas de nuestros propios cuerpos?
Equilibrio, estabilidad, flexibilidad, centralidad, autoconocimiento, alineamiento, afinación: estas son las cualidades que toda esta gente y nosotros mismos, estamos buscando y practicando, cada uno a su manera…
Podría esa profecía tal vez ser verdad? La que dice que la alineación del eje de la Tierra con el eje de la Vía Láctea está produciendo el cambio en la conciencia humana, evolucionando el ser humano hasta ser una especie más avanzada. Un ser humano nuevo alineado con su Naturaleza…?
Estaba quizás equivocada al pensar que esto no es nada más que otra tontería de las teorías de la “Nueva Era”? Bueno, resulta bastante obvio si observas a la gente que me rodea, aquí en esta playa de Goa y también si observas la necesidad que me ha traido aquí también. .
Así que yo me alineo con esta gente que también está buscando la alineación, aquí junto a la espuma de las olas del Océano Índico, y aunque se dice que todo esto comenzará en América del Sur, quién sabe?, tal vez haya empezado ya exactamente aquí, donde me encuentrro en este momento.
Dónde estoy, exactamente, ahora? No preguntes.
Primero de todo, estoy de pie sobre el centro de mi talón y el triángulo de mi suela.
En cuanto al lugar del mundo en el que me encuentro… Stathis vuelve a decirme lo mismo: No me había dejado escribir todos los nombres de las playas mencionadas en la contra de nuestro álbum “El secreto de las rocas”. Ahora, otra vez, me dice que no traicione el nombre de este pequeño pueblo de pescadores.…
Por tanto, puedes preguntar por ahi…
Y, si por casualidad, en Barcelona, te encuentras con Alberto o José, te ruego les saludes de parte de la pareja de músicos griegos que por las noches tocaban para ellos sus canciones griegas con el laouto y la guitarra, sentados todos ellos en aquel maravilloso balcón de bambú con vistas al Océano Índico.
Kristi Stassinopoulou